domingo, 31 de marzo de 2013

New feelings

No entiendo que pasa últimamente en mi interior, deben de ser las hormonas, mis sentimientos van desde estar contenta hasta reventar de tristeza, es como una montaña rusa que no deja de subir y bajar y subir y bajar, no me gusta, me gustaría que pudiera mantenerse estable aunque fueran unos segundos.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Reencuentro


Bebo sorbos de café poco a poco mirando hacia la ventana, desde la que puedo ver el exterior nevado. Los coches, parecen estar enterrados entre copos y copos de nieve de un blanco espectacular  aún no hay ni una sola pisada sobre la calle, mejor, así la nieve seguirá limpia, blanca e impoluta, cierro un poco los ojos, tanta claridad me molesta. Vuelvo a darle un sorbo más al café, y de repente una sensación invade todo mi cuerpo y me sonrojo mientras, sin ninguna explicación, sonrío al frío exterior. Sí, ayer fue una noche mágica. Y vuelvo a sonreír, me termino mi café y me acurruco en mi amado sofá color crema con mi manta de pelo marrón. Había más, digo hay más chicos en el mundo pero ¿porqué tuvo que ser él? Los recuerdos empiezan a invadir mi mente y cierro los ojos, para intentar volver a revivir las mismas sensaciones. Miles de mariposas se pelean en mi estómago en todas las direcciones posibles, y eso me hace sentir tan feliz, que vuelvo a dedicarle una de mis mejores sonrisas a la calle y a los muebles que hay en el salón, entreabro el ojo derecho para confirmar que no hay nadie observándome, no quiero que piensen que estoy loca, aunque... Tal vez si lo esté, pero loca de amor, otra vez vuelvo a sonreír y de nuevo cierro los ojos, me cubro hasta debajo de la nariz con la manta, así siento más mi respiración y eso es algo que desde pequeña me ha echo sentir muy segura, y ahora por fin, me concentro en los sucesos de la anterior noche. La describiría como perfecta, pero no le haría justicia. 
Puede que suene a tópico, pero por fin el chico por el que llevaba tanto tiempo enamorada se ha dado cuenta de que existo, bueno, esto no es del todo cierto ya que el si que sabía que existía, de hecho ya habíamos sido pareja una vez, pero teníamos catorce años, ahora ambos estamos en segundo de carrera, volviendo a la historia, ayer volvimos a vernos después de unos meses sin saber el uno del otro, fue algo tan raro, estaba con unas amigas en una discoteca de nuestra ciudad, estábamos bebiendo y haciendo el tonto, nos encanta "calentar" a los tíos para luego dejarlos colgados, cuando me giro y le veo, ahí está, con sus amigos, riéndose, ya no me acordaba de lo bonita que era su sonrisa, todos los dientes perfectamente alineados, blancos como perlas y sus labios... Oh, sus labios, carnosos pero a la vez firme de un color rosado, del tamaño perfecto y con el poder de dejar sin aliento a la persona con la que se funden, que puedo decir... Son perfectos. Por fin, nuestras miradas se cruzan, y el parece tan asombrado como yo de verle por estos sitios, me sonríe desde lo lejos, le saludo con la mano y le devuelvo la sonrisa a modo de saludo. Me giro y sigo a lo mío, no quiero que se me note que después de tanto tiempo sigo pillada por él, la noche sigue pasando, y ninguno de los da el paso, mis amigas y yo seguimos bebiendo más y más, chupitos de tequila, de vodka rojo con piruleta, copas y más copas, y al final se me acaba olvidando que él está aquí, nos subimos a las tarimas y nos movemos como auténticas diosas, conseguimos la atención de todos los chicos, solo que no nos fijamos en ellos. 
Más tarde estoy en el baño, sujetándole el pelo a una de mis mejores amigas, tanto alcohol no es bueno, por fin Victoria, Vicky la que es mi mejor amiga desde que tengo uso de razón, viene a relevarme para que pueda seguir disfrutando de la noche, me retoco un poco el maquillaje, me coloco mi ajustado vestido negro de nuevo en su sitio, y sé que está mal que yo lo diga pero sinceramente me hace un cuerpo de infarto me giro dirección a la puerta y me dispongo a salir del baño pero alguien me impide salir, como voy un poco borracha no me fijo en quién es así que sin mirar le aparto para abrirme hueco, siento que me agarra del un brazo y tiro el bolso para defenderme por si es una tía que quiere movida, pero reconozco esos ojos marrones color chocolate, que me han tenido horas y horas inmovilizada. 
- Ya veo que no has cambiado, siempre a la defensiva - y se ríe, no puedo evitarlo, así que me río yo también y para sorpresa de ambos le acerco y le doy un fuerte abrazo, al cabo de unos segundos él me abraza con la misma intensidad y nos quedamos así un par de minutos, le observo, en el fondo sigue siendo la misma persona que hace seis o siete años sólo que un poco más alto, es moreno, de piel morena también con el pelo bastante corto, suele vestir a la moda, pantalones ajustados, camisetas de marcas para skaters etc. Y como siempre tiene un poco de barba, claro que a los catorce solo tenía una pequeña pelusilla comparado con el presente. Me doy cuenta de que  volvemos a estar en la misma situación en la que hemos estado millones de veces, pero esta vez no va a ser como las anteriores, me separo unos cuantos centímetros y le miro con una sonrisa, queriendo decirle "solo amigos ¿recuerdas?", parece que lo entiende y me hace un gesto con la cabeza ¿Quiere bailar? Nunca me sacó a bailar... Estoy alucinando, pero aún así acepto. 
Entramos en la sala a oscuras, iluminada lo suficiente como para poder ver y con miles de luces de colores cambiando su sentido de un extremos a otro de la discoteca, nos volvemos locos bailando, nunca nos lo habíamos pasado así, nos reímos, saltamos, bailamos, hasta que estamos lo suficiente cansados como para sentarnos a tomar algo, pero lo último, no vaya a ser que acabe sujetándome el pelo mientras, hecho el delicioso risotto que he comido en el italiano. Quiero saber que hace por aquí de nuevo así que inicio una conversación totalmente normal.
- Bueno ¿Y qué haces por aquí? Supongo que te habrás cogido unas pequeñas vacaciones para ver a tus padres y a tu hermano.
- Yo no las llamaría vacaciones - se ríe, frunzo el ceño ¿qué narices quiere decir?- lo cierto es que he venido para quedarme, me he trasladado a la universidad local, estar tan lejos de casa me mataba, echaba de menos a los míos y como en casa no se está en ningún sitio.
- ¿Has vuelto? Yo creía que tu carrera solo la había en tres universidades y que por eso te habías ido.
- Gracias al nuevo plan de estudios ahora está en todas las universidades, así que pedí el traslado cuanto antes. 
- ¿A mitad de curso?
- A mitad de curso, aunque ya lo podemos considerar finales de curso.
Sonríe, siempre corrigiéndome, sabe que es una de las cosas que más odio, y aún así sigue haciéndolo, está claro que no ha cambiado. De pronto me pica la curiosidad, quiero saber si tiene pareja o royo o amiga especial o algo así por el estilo, sutilmente introduzco el tema.
- Cuéntame algo de donde has venido ¿qué tal la universidad? ¿la gente? ¿la comida? ¿el tiempo? ¿Y las chicas? ¿Cómo son las chicas? ¿Están buenas?
Se ríe y yo me pongo como un tomate de roja, a eso lo llamo yo ser sutil, menos mal que no puede verme la cara gracias a la oscuridad que hay en ese momento, empiezan a entrarme sudores fríos y valoro la opción de decirle que  me he vuelto lesbiana y que por eso le preguntaba lo de las chicas, pero tan rápido como apareció la idea desaparece. 
- Las chicas no están mal... Pero aquí las hay mucho mejores- esboza una sonrisa insinuante y desvío la mirada, hago un barrido por toda la discoteca, y veo a mis amigas, parece que se lo están pasando muy bien y... Oh dios mío ¿Que hace Katherin liándose con un tío después de vomitar? pero que cojones, ¡si tiene novio! Creo que esta chica no va a cambiar nunca, suspiro y le miro esperando a que me cuente algo más a parte del sitio. 
- Prefiero la comida de aquí, más que nada porque aquí tengo a mi madre y bueno ya sabes, es una estupenda cocinera, por eso tiene su propio restaurante, cocina que da gusto, deberías venir un día a comer a casa, y así de paso conoces a mi familia.
¿Cómo? Eso sí que no me lo esperaba, abro los ojos como platos, poco más y se me saltan de la cara, me quedo sin respiración y mi corazón empieza a latir aceleradamente. Quiere que conozca a su familia, bien cielo, no pasa nada sonríele y acepta la invitación cordialmente, es un amigo, has ido a comer millones de veces a las casas de otros amigos y conoces a sus familias esto no tiene porque ser diferente. Siempre le has caído bien a todas las madres.
- Me encantaría, podría ponerte verde con tu madre, seguro que es divertido.
- ¡Genial! 
Se crea un silencio incómodo que solo es perturbado por la música. 
- Oye debería irme, mañana tengo comida familiar, para celebrar que he vuelto.
- ¡Oh! sí claro, yo también debería, mañana tengo mucho que estudiar, ya sabes exámenes finales y todos esos rollos propios de universitarios, parece que nunca terminaré de estudiar. 
- En ese caso te acompaño, ya sabes que me queda de camino. 
Me despido de mis amigas y les resumo en dos minutos todo lo que ha pasado, como no Vicky quiere que la llame mañana a primera hora para contárselo todo con pelos y señales, pero no lo voy a hacer, duerme como una marmota, hasta el medio día me libraré de contarle nada a nadie, bueno me lo contaré a mi misma.  Les hago un gesto con la mano y Angelo y yo, sí así se llama Angelo, tal vez debería haberlo mencionado antes, pero más vale tarde que nunca, nos ponemos a caminar, agarrados del brazo para impedir una futura ruptura de tobillo por mi parte, vamos hablando de tonterías y nos contamos batallitas de todo tipo, nos reímos tan fuerte que tenemos que taparnos la nariz para que a nadie se le ocurra tirarnos un caldero de agua por la ventana con el frío que hace por hacer tanto ruido. Llegamos a mi portal el treinta y dos, y nos paramos.
- Me lo he pasado muy bien esta noche.
- Yo también Liss, hacia tiempo que no me lo pasaba tan bien. 
- Yo opino lo mismo.
¿Qué pasará ahora me besará? ¿Entrará en mi casa? Los sudores fríos vuelven al ataque. 
- Será mejor que te vayas o cogerás frío.
- Sí tendría que irme. 
Pero ninguno de los dos se mueve ni un centímetro de donde se encuentra, me empiezo a impacientar  ninguno habla y esto se empieza a volver incómodo, mientras tanto empieza a nevar, y todo lo que durante el día había sido descubierto, vuelve a cubrirse de blanco, el invierno sería mi estación preferida si no fuese por el frío que suele hacer, por todo lo demás es preciosa. 
- ¿Quieres subir? - gracias labios, menuda situación.
- Pues siéndote sincero, sí.- Una afirmativa, dios mío.
Abro la puerta y dejo que entre, llamo al ascensor, subimos los 12 pisos y abro la puerta de mi apartamento, y menos mal que hoy hice limpieza general, porque si no seguro que hubiese salido huyendo nada más ver toda esa porquería. Le invito a que pase al salón y preparo unos cafés descafeinados ya que son las cinco de la mañana y no me apetece no poder dormir en lo que queda de noche. 
- Liss, respecto a lo de si tengo novia...
- Yo no te he preguntado si tenías novia.
- Te conozco lo suficiente como para saber que eso era lo que estaba pasando por tu mente cuando me preguntaste por las chicas.
Pero qué creído y además el jodido tiene razón, no digo nada y le doy un sorbo a mi café ahora que por fin a enfriado esperando a que prosiga. 
- Lo que te decía, respecto a lo de si tengo novia, es un no, la dejé justo antes de volver.
Estoy alegre, en mi cabeza hay miles de vocecitas cantando "no tiene novia, no tiene novia" mientras una copia de mi da saltitos por una pradera recogiendo flores, pero por otra parte me entristece saber que ha estado con otra chica.
- ¿Por qué? 
- Pues porque no era lo que yo esperaba y viniendo aquí a vivir no podría tener una relación. 
- Ah.- es lo único que añado, bebemos café a la vez, ya casi no nos queda, así que eso implica el fin de la noche. 
- Y bueno también porque te echaba de menos.
- Yo también te echaba de menos- susurro muy bajo, tanto que creo que solo me ha oído mi collar, le miro de reojo y puedo ver como sonríe, me ha escuchado. Mira el reloj.
- ¡Joder! ¡Qué tarde es! Mejor me voy y te dejo descansar.
Antes de irse recoge y friega las tazas, creo que me he perdido mucho de este hombre, se acerca al sofá se inclina hacia delante y me besa en la frente, puedo sentir su respiración caliente y sus labios chocando suavemente con mi frente, suaves, blandos los justo y que besan con decisión, no han cambiado nada, siguen siendo tal y como los recordaba a pesar de que no me este besando en los labios. Vuelvo a abrir los ojos, me levanto, le acompaño a la puerta y le doy un abrazo de despedida. 
- Dulces sueños Liss.
- Buenas noches Angelo.
Nos sonreímos por última vez y desaparece entre la nieve y la oscura noche. En ese momento el maldito teléfono interrumpe mis pensamientos, abro los ojos, sigo en el salón, en el mismo salón en el que la noche pasada Angelo reconocía que me echaba de menos, estoy apunto de no coger el teléfono, pero me doy cuenta de que son las doce y que Sarah ya estaría despierta. Me destapo a pesar de lo calentita que estaba debajo de mi manta y voy corriendo al estudio, si se le puede llamar estudio, a coger el teléfono, me siento en la silla y descuelgo.
- Vicky te odio me acabas de sacar de mis pensamientos, puta zorra muérete. 
- Yo también te quiero cielo. 
Nos reímos, por mucho que nos insultemos, sabemos que va con amor. 
- ¿Qué tal el kiki?
- ¿Kiki?
- Sí, ya sabes el polvo, el chacachaca, el sexo coño.
- No hubo sexo Vicky, os lo he dicho millones de veces, somos única y exclusivamente amigos, solo amigos ¿Vale?
- Vale vale, pero entonces... ¿Qué pasó?
- Nada especial tomamos un café, charlamos y me dijo que me echaba de menos, en fin nada especial.
- Uis, ese quiere sexo, si si, que lo sé yo. 
- Que imbécil eres. 
Estallan las carcajadas, y vuelvo a hablar después de recuperar el aliento.
- ¿Quedamos esta tarde para tomar un café? Así te pongo al día de todo.
- Perfect, a las cinco en el Prommo.
- Donde siempre a la hora de siempre, somos demasiado jóvenes para tener ya este tipo de rutinas. 
- Lo sé pero nos encanta ese sitio, oye te cuelgo que tengo que ir a hacer unos recados, te quiero muack.
- Yo también te quiero, besos.
Cuelgo el teléfono y voy a cocinar, que algo tendré que comer.