Es realmente extraño que para sentirme bien y tranquila tenga que contarle a unos cuantos extraños mi vida, bueno, mejor dicho tenga la necesidad de escribirlo en internet y si tengo buena suerte, tal vez, alguien me lea y le guste... O lo odie. No se...
¿No echáis de menos correr detrás de una pelota y qué vuestra única preocupación sea ver quien se columpia más alto o quién dirá "por mi y por todos mis compañeros"?
Yo sí, lo echo mucho de menos, siento que me hace falta volver a esa época de mi vida donde mancharse no era ningún problema, donde las historias de amor eran entre Barbie y Ken (en mi caso Blancanieves y Action Man) y siempre había un final feliz, donde por lo único que tenía que preocuparme era de hacer los deberes los viernes para poder ir al parque y leerme el libro de cuarenta páginas que la profesora nos mandaba para los fines de semana. Eso sí era vida, estoy totalmente convencida de ello.
Ahora sin embargo tengo que preocuparme de cosas que cuando era pequeña veía como tonterías, por qué me iba a preocupar de si mi ropa conjuntaba tanto en color como en estilo, o del pelo, por qué tenía que pensar como llevar el pelo a clase, a una boda... Una coleta con un lazo y perfecta.
¿Por qué iba a preocuparme por mi primer beso? Los chicos eran esos seres de otro planeta que olían raro y jugaban al fútbol todo el día. ¿Por qué preocuparse por parecer toda una señorita a su lado?
Echo de menos ser esa persona inocente que creía que los peluches se ponían celosos si le dabas más mimos a uno que a otro. Y creo que lo que más echo de menos de ser pequeña es a mi padre, ese pilar de mi vida que poco a poco se ha ido alejando, echo de menos salir corriendo al recibidor y gritarle sin preocuparme de la hora "hola papáaaaaaaaaaaaaa" y tirarme a sus brazos para que me abrazara fuerte y me dijera "hola cariño" echo de menos estar viendo la tele y que de repente me atacase con costillas hasta conseguir tirarme del sofá al suelo.
Si pudiera pedir un deseo, sería volver a ser pequeña por un día, para poder ir al parque a ensuciarme, para jugar con todas las muñecas posibles, para reírme por cualquier cosa y para volver a oír ese "hola cariño" acompañado de un abrazo.