La música está alta, la sala oscura alumbrada por los focos multicolores está llena de gente moviéndose, gente perdiendo el control, vomitando y ligando. Decido salir a fumar un cigarro, estar en espacios tan abarrotados me agobia. Deslizo la mano derecha por el bolsillo del pantalón hasta tocar lo que buscaba, la cajetilla de tabaco, la abro y saco uno.
- Bendito tabaco.- Solo entonces me percato de que hay alguien observándome, una chica de estatura media, morena y de tipo fino. Lleva un vestido rojo ajustado que todo sea dicho le queda de maravilla, sigo recorriendo su cuerpo mirándola como si de un ángel se tratara. Evito la zona de los pechos no quiero que piense que soy un pervertido. Tiene un cuello largo y delgado en el que lleva un colgante grueso dorado, sí, de esos que están ahora de moda, subo un poco más y me paro un largo rato para admirar sus labios, finos como ella entera y pequeños, pintados de color rojo pasión que lo único que hacen es darme ganas de lanzarme sobre ellos, la nariz pequeña, la más mona que he visto en mi vida y por fin me atrevo a mirarla a los ojos, color chocolate y penetrantes, ambos nos miramos sin discreción, y allí estamos aquella extraña y yo mirándonos como si de alguien conocido se tratase.
- Me llamo Tom.
- Ariana.
- Encantado Ariana.
- Igualmente Tom.- tiro el cigarro al suelo y alargo la pierna para pisarlo cuando vuelvo a levantar la mirada aquella extraña había desaparecido, miro en todas direcciones, entro en la discoteca y me pego empujones con todo el mundo para buscarla, pero nada, no hay suerte, intento disfrutar de lo que me queda de noche, pero Ariana es la dueña de mis pensamientos.
"Tuviste la oportunidad de tu vida delante y la echaste a perder" Es lo último que pienso antes de irme a dormir.
miércoles, 29 de mayo de 2013
domingo, 26 de mayo de 2013
domingo, 19 de mayo de 2013
Buenos días
- ¿Alguna vez has pensado en qué vamos a hacer después del verano Samantha?
Acababa de llamarme por mi nombre completo y con un tono de voz grave, la bonita sonrisa que había en su cara había desaparecido y ni si quiera era capaz de mirarme. Bajé la cabeza y miré hacia el agua que había debajo del muelle donde estábamos sentados sabía que esperaba una respuesta, pero no podía dársela todas ellas eran dolorosas y no podía imaginarse un sólo día de mi vida sin él.
- Samantha sé que me has oído ¿Qué vamos a hacer cuando acabe el verano? Tu te volverás a Nueva York y yo a California, y no nos volveremos a ver más ¿Quieres decirme que vamos a hacer? - Estaba empezando a cabrearse le dolía tanto como a mi la idea de separarnos, de no poder volver a cogerme de la mano, de abandonar el muelle, este muelle, nuestro muelle. Cogí aire y me armé de valor para intentar responder.
- Puedo hablar con mis padres y que me envíen a estudiar a California, no son difíciles de convencer y allí hay buenos institutos.
- No.
- ¿No? ¿Por qué no?
- No vamos a cambiar nuestras vidas. ¿Y sí rompemos? ¿Vas a seguir estudiando en California sola?
- Seguro que hago amigos.
- Veo que no lo entiendes Samantha.
- ¡Deja de utilizar mi nombre entero! ¡Llámame Sam! Como has echo durante estos tres últimos meses. No sé si entiendes o no que no puedo vivir sin ti Adam, no puedo, no soy capaz de imaginar levantarme por la mañana y no tenerte en la puerta de mi casa esperando a que salga, no quiero echar de menos estos paseos hasta el muelle y pasarnos aquí toda la mañana tomando el sol hasta la hora de comer, no quiero dejar de sonreír, que es lo que pasará si me separo de ti. No sé si entiendes que te quiero.
- Lo siento Sam, siento cabrearme, pero es que yo tampoco puedo imaginarme la vida sin ti.
- Vamos a hacer una cosa, nos quedan dos semanas de vacaciones vamos a disfrutar de ellas sin preocuparnos de el fin del verano, vamos a olvidar esta conversación y el día que no tengamos que separar no vamos a hacer la promesa de venir aquí todos los veranos, independientemente de si sabemos algo de el otro o no y tirar una margarita al agua aquí, como el día que te conocí.
- Te quiero Sam.
Pasaron los días, llegó el final del verano, subieron a los coches, ella con lágrimas en la cara porque no sabría si volvería a ver a la persona a la que más quería y el con ganas de explotar de rabia porque no quería verla en brazos de otro, era lo más bonito que había tenido nunca.
Pasado el otoño llegaron las nieves a la gran ciudad y con ellas los abrigos, los gorros, guantes y las cadenas para el coche. Cada día Sam, a pesar de saber donde vivía, miraba por la ventana para ver si allí estaba Adam esperándola como siempre. Primavera, los prados se llenaron de flores y empezaba a olerse el verano, cada día que pasaba era una cruz roja más en el calendario, Sam volvía a sonreír ya no quedaba nada para encontrarse de nuevo con él. Deseado verano, a Sam le sobró tiempo para guardar toda su ropa en la maleta y meterse en el coche.
Tras un largo viaje de ida Sam corrió todo lo que pudo y más hacia el muelle, y allí encontró una carta.
"Querida Sam, si estás leyendo es porque ya ha llegado el verano y como prometiste has venido al muelle nada más llegar, seguro que estás tan preciosa como siempre pequeña. Tengo que confesarte una cosa, he venido siempre que he podido al muelle a ver si por una casualidad del destino estabas aquí, nunca estabas, pero yo siempre volvía con la esperanza de volver a ver tu sonrisa, de verte de espaldas sentada al borde del muelle. Cada día que he estado aquí he dejado un mensaje en una tabla del muelle, cuando quieras puedes leerlos. Te quiero Sam, eres en los único que he pensado desde que me levantaba hasta que me acostaba, incluso soñaba contigo. Ya no queda nada para volverte a ver. Espérame.
24-05-12"
- Eres lo mejor que me ha pasado.
- Te quiero Adam.
Acababa de llamarme por mi nombre completo y con un tono de voz grave, la bonita sonrisa que había en su cara había desaparecido y ni si quiera era capaz de mirarme. Bajé la cabeza y miré hacia el agua que había debajo del muelle donde estábamos sentados sabía que esperaba una respuesta, pero no podía dársela todas ellas eran dolorosas y no podía imaginarse un sólo día de mi vida sin él.
- Samantha sé que me has oído ¿Qué vamos a hacer cuando acabe el verano? Tu te volverás a Nueva York y yo a California, y no nos volveremos a ver más ¿Quieres decirme que vamos a hacer? - Estaba empezando a cabrearse le dolía tanto como a mi la idea de separarnos, de no poder volver a cogerme de la mano, de abandonar el muelle, este muelle, nuestro muelle. Cogí aire y me armé de valor para intentar responder.
- Puedo hablar con mis padres y que me envíen a estudiar a California, no son difíciles de convencer y allí hay buenos institutos.
- No.
- ¿No? ¿Por qué no?
- No vamos a cambiar nuestras vidas. ¿Y sí rompemos? ¿Vas a seguir estudiando en California sola?
- Seguro que hago amigos.
- Veo que no lo entiendes Samantha.
- ¡Deja de utilizar mi nombre entero! ¡Llámame Sam! Como has echo durante estos tres últimos meses. No sé si entiendes o no que no puedo vivir sin ti Adam, no puedo, no soy capaz de imaginar levantarme por la mañana y no tenerte en la puerta de mi casa esperando a que salga, no quiero echar de menos estos paseos hasta el muelle y pasarnos aquí toda la mañana tomando el sol hasta la hora de comer, no quiero dejar de sonreír, que es lo que pasará si me separo de ti. No sé si entiendes que te quiero.
- Lo siento Sam, siento cabrearme, pero es que yo tampoco puedo imaginarme la vida sin ti.
- Vamos a hacer una cosa, nos quedan dos semanas de vacaciones vamos a disfrutar de ellas sin preocuparnos de el fin del verano, vamos a olvidar esta conversación y el día que no tengamos que separar no vamos a hacer la promesa de venir aquí todos los veranos, independientemente de si sabemos algo de el otro o no y tirar una margarita al agua aquí, como el día que te conocí.
- Te quiero Sam.
Pasaron los días, llegó el final del verano, subieron a los coches, ella con lágrimas en la cara porque no sabría si volvería a ver a la persona a la que más quería y el con ganas de explotar de rabia porque no quería verla en brazos de otro, era lo más bonito que había tenido nunca.
Pasado el otoño llegaron las nieves a la gran ciudad y con ellas los abrigos, los gorros, guantes y las cadenas para el coche. Cada día Sam, a pesar de saber donde vivía, miraba por la ventana para ver si allí estaba Adam esperándola como siempre. Primavera, los prados se llenaron de flores y empezaba a olerse el verano, cada día que pasaba era una cruz roja más en el calendario, Sam volvía a sonreír ya no quedaba nada para encontrarse de nuevo con él. Deseado verano, a Sam le sobró tiempo para guardar toda su ropa en la maleta y meterse en el coche.
Tras un largo viaje de ida Sam corrió todo lo que pudo y más hacia el muelle, y allí encontró una carta.
"Querida Sam, si estás leyendo es porque ya ha llegado el verano y como prometiste has venido al muelle nada más llegar, seguro que estás tan preciosa como siempre pequeña. Tengo que confesarte una cosa, he venido siempre que he podido al muelle a ver si por una casualidad del destino estabas aquí, nunca estabas, pero yo siempre volvía con la esperanza de volver a ver tu sonrisa, de verte de espaldas sentada al borde del muelle. Cada día que he estado aquí he dejado un mensaje en una tabla del muelle, cuando quieras puedes leerlos. Te quiero Sam, eres en los único que he pensado desde que me levantaba hasta que me acostaba, incluso soñaba contigo. Ya no queda nada para volverte a ver. Espérame.
24-05-12"
- Eres lo mejor que me ha pasado.
- Te quiero Adam.
martes, 14 de mayo de 2013
Después de la tormenta siempre llega la calma
Pensaba que mi vida amorosa no podía ir a peor porque te había perdido y estabas con otra, así que decidí pasar página y darle una oportunidad a alguien diferente a ti por completo y creo que ha sido la mejor decisión que he tomado en años, porque esta persona es todo aquello que quería en ti pero echo realidad.
No tendrá tu físico, ni tu cara, ni tu manera de ser, pero no lo necesita, siendo como es, es perfecto tal cual.
Me he dado cuenta de que fuiste un capricho.
Ahora es cuando realmente me arrepiento de haber perdido el tiempo buscando en ti lo que encontré en otro.
Se puede decir que este es el punto final de nuestra "historia" así que adiós, y esto no es un hasta luego espero verte dentro de poco sino un adiós definitivo.
Un placer haber coincidido en esta vida.
miércoles, 1 de mayo de 2013
¿Qué ha pasado con lo que yo solía ser?
Yo era la típica chica feliz, independiente de los tíos, no me preocupaba ligar, solo estar guapa y ser feliz.
Me encantaba salir con mi grupo de amigos de compras, a hacer el subnormal y perder el tiempo por ahí, era la chica que no sobresalía por sus notas pero sí por ser dulce y cariñosa con la gente. Pero desde hace un tiempo hacia aquí he cambiado, en algunas cosas para bien y en otras... digamos que no tan bien.
Ahora me sigue encantando salir con mis amigas, pero ya nada es lo mismo. No lo es.
Me encantaba salir con mi grupo de amigos de compras, a hacer el subnormal y perder el tiempo por ahí, era la chica que no sobresalía por sus notas pero sí por ser dulce y cariñosa con la gente. Pero desde hace un tiempo hacia aquí he cambiado, en algunas cosas para bien y en otras... digamos que no tan bien.
Ahora me sigue encantando salir con mis amigas, pero ya nada es lo mismo. No lo es.
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