martes, 26 de noviembre de 2013

¿Si nos quedamos un minuto más?

Aquel momento era como la última nota de una canción, como el final del cucurucho de helado, como todo aquello que te encanta empezar pero no quieres que se termine. Pero allí nos encontrábamos sentados en la sala de espera de la estación de tren, mirándonos como si de un desconocido se tratase, mi cara reflejaba el miedo y el nerviosismo que corrían libremente por mi cuerpo y en la tuya no podía ver nada, siempre habías sido así de seco, era tan difícil saber qué te rondaba por la cabeza o cuáles eran tus preocupaciones... 
Se oye el sonido que producen las ruedas rodando por las vías debajo de un tren que parte lejos, supongo que ya de antemano tenía asumido que iba a pasar y qué mejor sitio que una estación para terminar con este viaje, para separarnos, hacer un transbordo y empezar una nueva vida sin ti. Y así fue, nos levantamos con destinos diferentes y nos dijimos un último adiós con un sabor muy amargo y justo en ese momento me giro valientemente.
- ¿Y si nos quedamos un minuto más? - un último minuto en tu compañía después de tanto vivido, después de tanto amor un último minuto era lo menos que podíamos hacer el uno por el otro. Volvimos a sentarnos en el mismo banco, justo en el mismo sitio, callados, sin nada que decir por el miedo y el orgullo que paralizaba nuestro cuerpo. Y así fue que terminó el minuto y tuvimos que decirnos adiós. 




                                                                                             "Yo aún te echo de menos"

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