domingo, 21 de julio de 2013

Día 325 08:45 a.m.

Lo peor de volver a coger el coche es que soy yo la que se tiene que encargar de encontrar un sitio donde aparcar, si es posible cerca de la puerta, Tom lo tiene fácil, en el instituto tiene una especie de secta gracias a la cúal siempre tiene uno de los mejores sitios del aparcamiento. Diviso un sitio precioso y acelero un poco para llegar sin que nadie me lo robe, objetivo conseguido, choco los cinco conmigo misma- pero mentalemente eh-intento caminar con normalidad a pesar de que voy cargada como una mula, llevo la hoja de matrícula a una nueva clase de escritura creativa, la mochila de los libros, la de la ropa de animadora y el móvil en la otra mano con la que intento responder a los mensajes que he recibido pero solo consigo enviar un montón de incoherencias así que decido dejarlo para luego cuando haya podido dejar algunas cosas en la taquilla y deshacerme de la maldita mochila con la ropa.
Primera parada la secretaría, lo tengo todo planeado, así que consigo librarme rápido de la adorable Doris, que es algo así como un poco pesada, siguiente parada la taquilla número 115, situada en el otro extremo del instituto, soy ágil y rápida, voy con cuidado para no tirar nada ni a nadie, llego antes de lo previsto, meto de cualquier manera los libros que necesito para hoy y empujo a presión la maldita mochila, por fin he dejado de ser una mula de carga.
Recorro el pasillo hacia la taquilla 223, la de Allison o más bien Al, que es como la llamo desde que tenemos 3 años, la conocí en el jardín de infancia y desde ese momento hemos sido uña y carne, nos llevamos bastante bien aunque de vez en cuando discutimos por chorradas, ella es una chica muy guapa a pesar de que su aspecto es bastante común, tiene unos ojos color avellana enormes, una tez color oliva y una melena larga marrón oscura, no es nada alta,- como yo, somos dos tapones en un mundo de gigantes- a pesar de su altura y de lo que come está delgada y tiene unas largas piernas finas, da envidia cuando la miras.
- ¿Café y muffin de chocolate?
- Me has leído la mente- le quito las cosas como si las hubiese pagado yo y comienzo a zampar el delicioso segundo desayuno que me ha traído. Caminamos mientras ella habla y habla y yo como y como, por suerte soy como Al por mucho que coma no engordo y además con mi puesto en el equipo de animadoras consigo mantener el tipo.
- ¿Tienes clase con Sr.Z?
- Sí hija sí.
- Te compadezco M- M viene de Marti, mi nombre es Marti, y creo que ya me toca describirme a mí por lo menos para que me pongáis una cara mientras leeis mi historia. Me parezco bastante a Al, ella es unos centímetros más alta que yo, soy de tipo fino, me mido a menudo y no solo de estatura si no del famoso 90-60-90, yo soy 87-60-87, la verdad es que estoy muy bien proporcionada, peso unos 43,4 kilos y mido algo más de metro y medio, mi tez es oliva y mi pelo es también marrón oscuro, pero está "tuneado" llevo mechas californianas, así que el marrón oscuro se convierte en un degradado hasta llegar a rubio ceniza en las puntas. Al igual que Tom soy de seguir las modas.
- Me desvido Al, te quiero, nos vemos luego en laboratorio.
- Te quiero M.
Entro en clase de Z, y corro rápido a una de las últimas filas, la clase aún no se ha llenado, ni si quiera Z ha llegado, saco el libro y el móvil y respondo a todos los mensajes que tenía. Escríbo en broma a Al.
"Al voy a moriiiiiiiiiiiiiiir, sacame de aquí. SOS AL" Al: "Jajajaja payasa, concentrate en clase o sacarás un cero en historia" M: "Te odio" Vuelvo a meter el móvil en su sitio Z ya está en el aula y a pesar de que no está prohibido utlizar el móvil en clase me dedica una pequeña mirada de riña con la que lo entiendo todo. Veo que Z desvía su mirada hacia la puerta y observa a un joven que se acerca a su mesa con un papel, está claro es nuevo en esta clase ¿habrá llegado nuevo al instituto? no puedo verle más que la espalda, lleva una sudadera gris- muy parecida a una mía- unos vaqueros ajustados largos claros y unas vans negras las "old school" tiene un pelo marrón pero por culpa de la gorra no puedo ver que clase de corte lleva.
- Puede usted sentarse al lado de la señorita Marti, ya que todavía no han ocupado ese asiento.
- Gracias- el tono de su voz me hace estremecerme y produce un escalofrío por toda mi espalda. Se gira y puedo ver cómo es con claridad. Guapo se le queda corto. También tiene unos ojos marrones, pero su marrón es como el del chocolate, sonríe, todos los dientes alineados y blancos, piel muy morena, debe de tomar el sol muy a menudo, camina hacia la silla que tengo a mi lado con decisión y se sienta en ella, al sentarse entra una ráfaga de viento por la venta que me trae un olor a "One Million" una colonia de Paco Rabane a la que le deben de echar hormonas porque nos vuelve loca a todas las mujeres.
- Me llamo Travis, pero mis amigos me llaman T.
Río, porque me hace gracia y a continuación me presento.
- Soy Marti, pero mis amigos me llaman M.- Ambos reímos en voz baja y nos sonreímos, este chico me intimída, pero lo cierto es que estoy muy tranquila y agusto a su lado, mi corazón dice lo contrario.- Bueno T... ¿Eres nuevo por aquí? Jamás te había visto por los pasillos.
- Sí me acabo de mudar desde California- le miro y le hago una mueca de que guay, sonrío y abro el libro por la página que Z ha dicho.- Oye si no te parece mucha molestia luego...
- ¿Luego?- espero a que continue la frase pero se queda callado- ¿Luego qué?- Le miro fijamente, aparta la mirada y se fija en los jarrones que Z tiene en el aula, no se sabe por qué extraño motivo.
- Nada, dejalo- La sonrísa había desaparecido y T miraba al frente muy tenso, como si tuviera miedo de algo. Hago la vista gorda, no pienso seguir insistiendo, aunque me habría gustado saber que me iba a pedir.
Transcurridos los 60 minútos de clase T se levante y sale de clase corriendo, vaya chico tan extraño pienso.
El resto de la mañana pasa como todos los días, alumnos durmiendo en clase de biología, un par de accidentes con los vasos de cristal y el mechero en el laboratorio, por fin la hora del almuerzo, suelo comprar la comida en el instituto, total no es muy cara y tampoco sabe mal. Me siento en la mesa de siempre justo a Al, Jess, Montana, Gracie y Claudia. Pero hoy no consigo concentrarme en la comida y en lo que parlotean las chicas, hoy estoy mirando a la mesa del fondo en donde está sentado T, solo. Mi mente me pide que vaya y me siente con el, parece que a los chicos no les cae bien porque han visto una clara competencia y las chicas estamos cohibidas.
Ya en casa, me siento a hacer los deberes con la merienda al lado, o más bien debería decir, me siento a comer la merienda con los deberes al lado. Por un momento en el día me olvido de T y de su extraña reacción.


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